sábado, 6 de febrero de 2016

La sobreabundancia del DON...

Hoy vamos  a contemplar el “icono de la pesca milagrosa”… y el Lago de Genesaret como lugar teológico del llamado del Señor  a sus primeros discípulos y a nosotros también…

“El  lago, la orilla, las barcas…La muchedumbre amontonándose para escuchar de Jesús la Palabra de Dios.

Los pescadores limpiando las redes. Jesús, de pie, ve.  Todo comienza con su mirada. Libre con las cosas y confiado con las personas, sube a la barca y pide a Simón. Como necesitado. Su mirada une, su pedido convoca. La generosidad del pescador puede más que el cansancio, y desde la barca de Simón, Jesús enseña a la multitud.

Cuando todo parece concluido, viene la palabra de Jesús para Simón y los pescadores. Una doble orden los incluye: ¡Navega mas adentro –apártate hacia lo profundo- echen las redes para la pesca! En nombre de todos, Simón afronta el desafío. Respetuosamente expone con realismo el fracaso total del trabajo en común: toda la noche…esforzándonos…nada. 

Pero por encima de la humillación, Pedro,  se arriesga a confiar y obedece: en tu palabra…Haciendo lo que saben, casi naturalmente, la pesca sobreabunda, el don los colma… Nadie puede solo con el don de Dios…”
                         
MOMENTO CONTEMPLATIVO

Hoy queremos contemplar a Jesús que camina en la orilla del Lago  y que  me pide subir  a la “barca de nuestra vida”…

“En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.  Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. 

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».  Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes». Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador».  El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido;  y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».  Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron” –Lc.5, 1-11- 

 * Lee atentamente el texto y deja que estas palabras inunden tu corazón…
 * Deja que Jesús se suba a mi barca… 
 * Una vez en mi barca, Jesús, me dice: navega mar adentro de tu corazón…
 * Le expongo como Pedro con  realismo el fracaso total del trabajo en    común: toda la noche…esforzándonos…nada. 
 * Confío en su Palabra…y por encima de la humillación me arriesgo a confiar y obedecer en su palabra… Tiro la red de mis intentos…
 * La pesca sobreabunda, el don me colma… ya que nadie puede solo con el don de  Dios…, siento mi pequeñez y la comparto con Jesús…

 * Me admiro de su don y la confianza que tiene en mí…

 * Me dejo enviar…

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