El maestro es portador de una vida con mensaje.
Un artífice de sueños.
Un Dador cotidiano de fe y amor.
Un Profeta de Buenas Nuevas.
Un Creador de utopías.
Un Peregrino de horizontes.
Un Cuidador de amores vulnerables.
Un Protector de lo pequeño.
Un Protagonista del continuo milagro.
Un Mediador del diálogo.
Un Compañero de fatigas y alegrías compartidas.
Un Comunicador de vida.
Un Instrumento de esperanza.
Un Sanador de heridas.
Un Cobijo seguro.
Una Palabra comprensiva.
Un Silencio oportuno.
Un Gesto hecho a tiempo.
Un Aliento necesario.
Eduardo Casas
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