“El que quiera ser el más grande, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “ El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado” (Mc.9,35b-37)
Escrito por Cabodevilla:
“El niño carece de todo sentimiento de suficiencia. Necesita siempre de sus padres y lo sabe. ¿Se preocupa quizás de su pasado ¿Se preocupa por su por venir? Vive en plenitud el presente y nada más...
El niño no es ningún héroe, conoce con frecuencia el miedo…el niño es un dichoso desarmado. El niño no presume de su fuerza, sabe que es débil.
Las almas adelantan en su camino no a pesar de su flaqueza, sino a causa de su flaqueza, reconocida, aceptada y amada, asumida ya como un argumento para apelar constantemente a quien es fuerte y pone remedio a su pequeñez…"
Te invito a tener Momento contemplativo
- Lee nuevamente el texto de Marcos.
- Imagina la escena.
- Jesús, quiere enseñar a sus discípulos una nueva mirada.
- Toma un niño y lo abraza…
- Sentí a Jesús abrazando tu pequeñez, tu pobreza, tu debilidad.
Momento de hacer silencio contemplativo, para sentir y gustar el amor del Señor por los pequeños y pobres.
Si sientes resistencia, trae a la memoria las palabras de Santiago: “Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que lo aman? Sin embargo, ¡Ustedes desprecian al pobre! (Sant. 2,5-6a).
Por lo tanto: No desprecies al pobre y pequeño que hay en tu corazón.
Termina rezando con este texto anónimo:
“Yo había pedido a Dios fuerza para triunfar.
Él me ha hecho débil para que aprenda el gusto de las cosas pequeñas.
Yo le había pedido la salud para hacer grandes cosas.
Él me ha dado la enfermedad para que haga cosas mejores.
Yo le había pedido la riqueza para ser feliz.
Él me ha dado la pobreza para ser sensato.
Yo le había pedido poder para que los hombres vinieran a mí.
Él me ha dado la flaqueza para que sienta la necesidad de Dios.
Yo le había pedido amigos para no vivir solo.
Él me ha dado un corazón capaz de querer a todos mis hermanos.
Yo le había pedido todo para gozar de la vida.
Él me ha dado la vida para que goce de todo.
No he recibido nada de lo que había pedido,
pero tengo todo lo que podía esperar.
A pesar de mis ruegos no escuchados,
Dios me ha ofrecido ser el más feliz de los hombres...
!!Gracias Jesús por aceptarme tal cual soy y ser mi alfarero por siempre!!
ResponderEliminarSabernos aceptados por el Padre, es la mejor experiencia de la fe!!
EliminarGracias!!
Marta