“ Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron
atrás y ya no andaban con él.
Entonces Jesús dijo a los doce: - ¿También
ustedes quieren marcharse?.
Le contestó Simón Pedro: - Señor, ¿a quién vamos a
ir?
Tú tienes palabras de vida eterna.”
(Jn 6,66-68)
Escrito por Dolores Aleixandre, de su libro: "Relatos de la Mesa compartida"
"En un rato tranquilo, haz memoria de momentos o
épocas de tu vida en los que has estado a punto de alejarte de Jesús y de su
comunidad, o incluso has llegado a abandonar por una crisis de fe, por
rebeldía, por situaciones personales difíciles...
Recuerda alguno de esos
momentos y la experiencia que viviste de falta de sentido, de ausencia o lejanía
de tu verdadero centro. Reconoce en la trayectoria, a aquellos discípulos de Emaús, tu propia trayectoria de búsqueda de vida
verdadera: ellos han vivido en su propia carne cómo huir de la cruz para
asegurarse, traicionar para salvarse, alejarse decepcionados... Pero eso no les
ha dado vida verdadera, sino
insatisfacción y vacío.
Recuerda también
fueron los caminos misteriosos por los que volviste (o sientes el deseo
de volver...) a Jesús: personas, acontecimientos, palabras... Y cómo el
Resucitado se ha hecho tantas veces el encontradizo contigo para devolverte la
alegría, la paz, el perdón, el sentido...
Deja que fluyan en tu corazón el agradecimiento y la
alabanza por la vivencia, tantas veces renovada, de reencuentro con Jesús y su
evangelio, por la alegría de hacer la experiencia de que es posible la relación
auténtica con los demás, de que vale la pena luchar por un mundo más humano y
fraterno.
Repite una y otra vez: “Señor ¿a quién vamos a ir? Sólo, Tú tienes Palabras de Vida Eterna...”