domingo, 26 de noviembre de 2023

Fiesta de Cristo Rey : "Las cosas decisivas son “las pequeñas cosas” de cada día..."

Escrito por + Diego Fares, sj 

El fin del año nos pone ante los ojos del corazón “las cosas últimas”, las decisivas.

Lo último será un acontecimiento personal.

El universo no terminará con una gran catástrofe ni con un apagamiento sino “Cuando Jesús venga en su gloria… y se siente en su trono de gloria”.

Y los jueces serán los “pequeñísimos”, los que tuvieron hambre, los que tuvieron sed, los que vivieron en situación de calle, con ropa vieja y rota, enfermos y presos.

Es una imagen fuerte que a muchos oídos no les suena bien y les cae como una patada al hígado. 

Pero hay imágenes peores. Imágenes destructiva que vienen como un virus informático escondidas en imágenes que nos gustan.

Alguno pensará que nos queda grande imaginar el fin del universo, pero hay que animarse!, porque la imagen última modifica toda la película y es la que da sentido a toda la historia.

Y, como en todo drama, son importantes los detalles.

En la parábola del juicio final Jesús une su gloria –su manifestación clara y esplendorosa- con su “no brillo”, con su escondimiento en la persona de los más pobres de este mundo. Es una forma de hacernos valorar los gestos que tuvimos para con los más pequeños.

La venida misericordiosa de Jesús, justo juez del universo, para el que no cree que “lo que hicimos al más pequeñito  Jesús dice “Elajistos”, que es el diminutivo de “micrós” (pequeño) y significa pequeñísimo, el más pequeño, el insignificante, el casi nada),para el que no cree que se lo hicimos a Él,  para el que vive buscando la gloria mundana, quizás pueda descubrir que la clave está en la pequeñez. 

Y es justamente la pequeñez, la insignificancia, lo que valoriza Jesús: mi hermanito pequeñísimo, ese que es nada de nada, pobrecito e insignificante al que ayudaste: ese era yo.

El Dios glorioso viene a reivindicar su universo por lo más pequeño.  Y no juzgará ideas sino prácticas: lo que hiciste. 

Prácticas de todos los días, prácticas de madre que da de comer, de casa que cuida a los enfermos,  de hogar que hospeda a los más pobres…


Las cosas decisivas son “las pequeñas cosas” de cada día:
allí se juega el drama del universo,  
allí se decide si de verdad estamos esperando que Jesús venga...

Los pobres serán nuestros jueces.

Esa es la imagen decisiva concreta. No podemos imaginar a Jesús viniendo en gloria. 

Gracias a Dios nadie puede arruinar la belleza del final de la película y nos espera algo que ni ojo vio ni oído oyó. 

Contra un mundo que se precia de haberlo visto todo, el Señor es un Dios que prepara sorpresas.

No podemos imaginar el fin pero sí podemos mirar (no tenemos que “imaginar”) a los pobres y dejar que nos pese en el corazón esta imagen: serán nuestros jueces. 

Si alguien podrá salvarnos cuando el Juez nos diga “tuve hambre y no me diste de comer” será alguno de los más pobres que tendrá autoridad para decirle a nuestro Señor: 

“Perdón, Señor, si te contradigo, pero este sí ayudó, al menos a mí me ayudó”.