viernes, 23 de agosto de 2019

Esa Puerta Estrecha a Cruzar es una Vida Compasiva en el día a día...



Escrito por Mariola López Villanueva RSCJ

Las historias en que el Señor se muestra exigente me llevan a presentir la hondura de su amor. Como cuando espoleamos a una persona a quien queremos mucho al sentir que está desperdiciando su vida; la sacudimos para que reaccione y despierte.

Así me parece que hace Jesús cuando nos dice “no sé quiénes son”. ¡Pero si nos lleva tatuados en la palma de su mano, si somos preciosos a sus ojos!

Precisamente por eso, nos quiere despertar, para que no nos alejemos de la puerta que nos abre. Esa puerta estrecha a cruzar es una vida compasiva en el día a día, una manera de estar en ella que vela por los más pequeños, un modo de vivir que no solo invoca a Dios, sino que hace de la existencia una prolongación de su amor al mundo. No solo el celebrar (comer y beber) y el decir (enseñar), sino una praxis compasiva, una manera muy humana de acercarnos a los otros.

¡Hay tanta gente, que sin nombrar a Dios, ni siquiera saber que lo conoce, pasa haciendo el bien y sanando! Para Jesús no cuenta la apariencia sino lo que se juega en el fondo del corazón; sobre todo, cómo nos situamos ante los que consideramos últimos.

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