sábado, 28 de noviembre de 2015

ADVIENTO = "TIEMPO de ESPERANZA”


Estamos comenzando el tiempo de Adviento, un tiempo especial para poner en el horizonte de nuestra vida cotidiana, lo que es importante en la vida…

Por eso, el Adviento, es una oportunidad para recrear la esperanza.
Aunque para muchos, quizás, no es fácil la esperanza hoy. Quizás no lo haya sido nunca. Es más visible el temor, la inseguridad, la desconfianza. 

Pero Jesús se ha metido en nuestra historia y ha sembrado semillas de esperanza en lo más profundo del ser humano.

¿No escuchaste sus pasos silenciosos en la noche? 
¿No oíste el latido de su corazón derramando ternura y amor entrañable? 
¿No sentiste su Palabra de vida acariciando nuestras penas y levantando nuestra vida?

La invitación del Adviento, es que nos atrevamos  a esperar con Jesús: una humanidad más confiada; una convivencia más humana; un futuro con ilusiones…
Aceptamos el reto del Espíritu y pongamos en movimiento: una palabra de esperanza; unos signos de justicia; unos gestos de paz.

Animémonos a situarnos en el mundo como el Padre quiere: con mirada limpia y acogedora, con sentimientos de ternura y compasión, con iniciativas a favor de los necesitados y sufridos…

Nuestra oración frecuente podría ser:

VEN, ESPÍRITU SANTO.  Ayúdame a recorrer este camino de esperanza... 
VEN, ESPÍRITU SANTO Abre mi corazón a la confianza.

Tu gesto y actitud para el camino: "A ti, Señor, levanto mi alma: Dios mío, en ti confío; los que esperan en ti no quedan defraudados"
Quisiera proponernos algunos  pasos para vivir la ESPERANZA

En camino de esperanza

Lo nuevo que está siempre brotando

Hay mil señales de vida en el mundo. Dios mira cada mañana la creación y la deja vestida de hermosura. Todo esto lo ve quien va por la vida con los ojos abiertos, limpios, y avanza hacia Dios de comienzo en comienzo.
Dice un salmo: "Tu luz nos hace ver la luz". No es fácil, ¡pero es tan hermoso ver el sol! ¡Es tan hermoso creer que lo mejor de la persona está en un futuro más pleno, que el amor pervivirá por encima de heridas y menosprecios!
Pero hay también muchos signos de muerte. Y a menudo nos empeñamos en recordar y en pensar en lo de antiguo.

Sin embrago, Dios invita siempre a una mirada contemplativa, envuelta en la sorpresa y en la admiración. "Miren, que realizó algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notan?" (Is 43,18-19).

Por eso, eso es tan necesario alentar la esperanza, allí donde hay pequeños brotes… hay que asomarse a la vida…

Estas preguntas pueden ayudarnos a asomarnos a la vida…
·        ¿Dónde anida tu  esperanza?
·        ¿En qué lugar de tu corazón tiene su casa?
·        ¿Cómo la distingues en medio de tu realidad?
·        ¿La has encontrado dentro de ti?

Cuando la esperanza está escondida en el cansancio, en el dolor, en la monotonía, nos solemos preguntar: ¿cómo hacer  revivir la esperanza?

Por eso, la invitación del Adviento es ir a nuestra fuente interior y descubrir como fuente, el amor y el servicio cotidiano…

Ya que, fuente son todas las obras de misericordia que hacen presente al Dios del amor y llenan la oscuridad de luces y el silencio de canciones. Son los milagros de cada día.
- Y fuente es el Espíritu, verdadero animador de la fiesta en el corazón de la creación. "Sólo el amor engendra la maravilla, sólo el amor consigue encender lo muerto" (Martí).

Vale la pena, traer la imagen de los brotes de la esperanza.

Toda semilla pasa un tiempo escondida en la tierra, después aparecen los brotes, más tarde irrumpen los fríos que ponen a prueba la planta, pero, como a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer, al final, aparece el fruto. Así pasa con la esperanza. La ilusión de esperar hace que broten pequeños frutos, pero la tardanza en cumplirse lo prometido es una amenaza grande. El que persevera hasta el final ve la salvación, ve a Jesús que nace.

La última palabra la tiene la vida. Ha merecido la pena esperar como el centinela la aurora. "Los cielos ya destilan el rocío; las nubes derraman al Justo; la tierra se abre y brota el Salvador". Lo que ha dicho el Señor se cumplirá (Mateo 1,18-24).

Quiero terminar con estas palabras, anónimas:

Donde hay desaliento y desconfianza en el futuro:¡Ven Señor, Jesús!                    
Donde crecen la intolerancia y la violencia:¡Ven Señor, Jesús!
Donde abunda la injusticia y se margina al débil:¡Ven Señor, Jesús!                    
Cuando la llama está a punto de apagarse:¡Ven, Señor, Jesús!
Cuando los buenos se cansan de hacer el bien:¡Ven, Señor, Jesús!
Cuando todo parece quedar en un intento:¡Ven, Señor, Jesús!
Cuando la soledad no es sonora, ni música el silencio:¡Ven, Señor, Jesús!

Comprometerse a anunciar la esperanza es:

-   Hablar con Jesús y hablar de Jesús con tu vida.
-   Vivir tu fe en comunidad. - Disfrutar de la vida.
-   Acompañar desde tu debilidad a los más débiles.
-   Creer en la bondad de un Padre que es todo ternura y amor.
-   Aceptar tus límites y seguir cantando
-   Contemplar a María como mujer donde todas las esperas se cumplen en plenitud.
-   Dar respuesta desde tus dones a los desafíos que llaman a tu puerta.
-   Sembrar gratuidad a tu alrededor.
-   Dejarse sorprender por lo inesperado, por Dios que llega siempre con ropaje nuevo.
-   Querer mucho a la gente.
-   Romper toda frontera y saludar la nueva humanidad que el Espíritu recrea cada noche.

Para terminar

Pregúntate, ¿por qué eres un hombre o una mujer de esperanza?

Y si te ayuda, compártelo  con algún amigo en la fe o con nosotros.

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Fuente CIPE 

sábado, 21 de noviembre de 2015

FIESTA de CRISTO REY: ¿Dónde reside, el poder verdadero del Señor?

Escrito por P. Diego Fares sj

¿Dónde reside, pues, el poder verdadero del Señor?

Reside en el testimonio que da de la verdad.

¿Y qué es la verdad?

Esta pregunta que formuló Pilato en medio de la situación en la que se encontraba, yendo y viniendo, y que no quiso escuchar, es la pregunta clave de la vida. Pilato no escuchó la respuesta de Jesús porque en su mundo político la única verdad es el negocio. No escuchó porque estaba negociando y para poder escuchar tendría que haber estado amando.

Si hubiera escuchado a Jesús en vez de irse, si hubiera escuchado la voz del Rey que musitaba algo perceptible sólo para los que son de la verdad, hubiera escuchado esta respuesta: la verdad es el amor de mi Padre por el mundo. Y Yo doy testimonio de la verdad de ese amor misericordioso, infinitamente tierno y compasivo, dando mi vida por todos.

La verdad del amor del Padre.
Esa es la verdad que reina en el corazón de Jesús y que va a dejar sembrada en los corazones de los que lo aman.

¿Qué quiere decir Jesús con que “la verdad es el amor del Padre”.
Quiere decir que el amor del Padre es la clave para entender todo y para hacer todo.
Y el amor tiene sus condiciones y sus exigencias, que brotan de su mismo ser.

La primera condición del amor del Padre es la gratuidad. Como es gratuito, puro don libremente donado, hay que recibirlo y darlo también gratuitamente. Como dice el Cantar: “Si uno quisiera comprar el amor solo se ganaría el desprecio”.

El amor del Padre brota de su Libertad inefable. El Padre nos creó y nos ama porque quiere. Jesús da testimonio de esta Realeza y verdadero poder que se muestra en no condicionado por nada. Y el Padre pone todo el poder en manos de Jesús que también se muestra libre de amar hasta el extremo, todo lo que desea, sin que nada ni nadie le ponga límites a su amor. En esto consiste su realeza. Esta característica del amor del Padre y de Jesús, la libertad y gratuidad, contiene una exigencia: que le respondamos también libremente, no por obligación sino por gusto y libre decisión.

Ya estamos con esto en la segunda condición del amor del Padre: su infinitud, su incondicionalidad…

El Padre nos ama cuanto quiere y nadie puede ponerle límites a su amor. De eso vino a dar testimonio Jesús con su vida y con su muerte. Por eso no habrá excusa para el que se haya dejado amar poco y perdonar poco. Podremos pedir perdón por no habernos dejado amar más, pero no podremos decir que nadie nos dijo que teníamos un Padre que nos ama incondicionalmente. La vida entera de Jesús es un testimonio patente de algo así como un Amor infinito e incondicional. No otra cosa grita el silencio de Jesús crucificado, abandonado en las manos del Padre. Esta característica del amor del Padre contiene una exigencia: la de no ponerle límites a su amor. Esto implica dejar que el Padre que es más grande que nuestra conciencia nos perdone siempre y que como él perdona a todos también nosotros perdonemos a los demás.

Con esto estamos en la otra condición del amor del Padre que es la omni-inclusividad, el que no se pierda ninguno de sus pequeñitos. Jesús vino a dar testimonio de que el amor del Padre, gratuito e incondicional, es para todos. Dios no excluye ni discrimina. Y el que es de la verdad, el que no está negociando sino que está abierto al amor, sabe que tiene lugar en la fiesta del Padre. Esta característica del amor del Padre y de Jesús Rey contiene una exigencia: la de trabajar por incluir a todos. Y esto implica creatividad, paciencia y humildad para perdonar y comenzar de nuevo cada día.

Nos quedamos con la imagen de Jesús atado a quien Pilato acaba de dejar solo un momento y dejamos que nos mire a los ojos y nos diga que la verdad es el Amor de nuestro Padre. Jesús es Rey de esta verdad. Está dispuesto a reinar crucificado si nosotros no nos abrimos a este amor y permitimos que lo crucifiquen. Pero le agrada más reinar glorioso si escuchamos sus palabras y lo recibimos libremente  como Rey en nuestro corazón.  

lunes, 16 de noviembre de 2015

¡Entonces vendrá la paz!

-Texto anónimo (si alguien conoce el autor, por favor avisarme. Gracias)-

"Si crees que la sonrisa tiene más fuerza que las armas,
si crees en el poder de una mano abierta,
si crees que lo que une a los hombres es mas que lo que los separa,
si crees que el hecho de ser diferente es una riqueza y no un peligro...

                                                                      ¡Entonces vendrá la paz!

Si sabes mirar al otro con un poco de amor,
si prefieres la esperanza a la sospecha,
si piensas que tú eres el que tiene que dar el primer paso en lugar del otro,
si el llanto de un bebe es aun capaz de estremecerte...

                                                                      ¡Entonces vendrá la paz!

Si puedes sentir alegría con el éxito de tu vecino,
si crees que el perdón puede mas que la venganza,
si eres capaz de dar tu tiempo gratuitamente por amor,
si para ti el otro es sobre todo un hermano...

                                                                       ¡Entonces vendrá la paz!

Si sabes aceptar las críticas, si te resistes a echar la culpa de todo a los demás,
si prefieres que te hagan daño antes que hacerlo,
si rechazas la idea de que eres indispensable...

                                                                        ¡Entonces vendrá la paz!

domingo, 8 de noviembre de 2015

LA VIDA COMO OFRENDA...

Escrito por hna Mariola Lopez Villanueva -RSCJ-

Hay una mujer que supo tocar con su gesto la vida de Jesús. Muy poco se nos dice de ella en el Evangelio; solo que mientras para muchos ojos pasa desapercibida, la mirada de Él la descubre y la ensalza...
 
"Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros,  porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir" -Mc 12, 41-44-

No hay comentarios, ni prosigue la escena. Jesús lo ha dicho todo. Ha descubierto en aquella mujer una actitud esplendida: el comportamiento de alguien que lo espera todo de Dios. Nos encontramos ante una mujer sin nombre, no sabemos si joven o mayor, de quien sólo sabemos que era viuda, que ha vivido pérdidas. Y Jesús nos hace mirar la magnanimidad, la generosidad de esta mujer en medio de su pobreza y como se deja abrazar por la inseguridad.

las viudas, en el sistema socio-jurídico de entonces, eran las personas mas desprotegidas de Israel. Habiendo perdido al marido, que le daba protección y sustento, una viuda quedaba sin nadie que velara por ella. No tenía aval, no tenía seguro de vida. El gesto de la mujer es todo lo contrario de controlar y guardar lo que tiene. su atrevido gesto la deja abierta, vacía y disponible para recibirse de una vida mayor, para confiar en la bondad del Misterio. "miren los lirios del campo" -Mt 6,28-, dice Jesús. La mirada de Jesús nos devuelve a la maduración silenciosa de la naturaleza, a nuestra cotidianeidad, a lo más simple, a aquello que, por no ser extraordinario ni devenir interesante, se nos presenta como una tierra neutra en nuestra vida. Y, sin embargo, estamos pisando nuestra tierra prometida sin saberlo y, al no reconocerla, no podemos agradecerla ni disfrutarla con otros...

en el silencio de su ofrenda, en su pequeñez, en la sencillez de su gesto, esta mujer nos enseña a vivir con gratitud, a no guardar, a no aferrarnos, a no apegarnos. Nos enseña a estar abiertos para dejarnos llevar allí donde la vida precisa de nosotros. Nos invita a atrevernos a echar todo cuanto tenemos, a agradecer cada instante que se nos da a vivir, a vaciar nuestro cuenco cada vez, porque ese gesto es lo que da sentido a nuestra vida y vuelve fecunda la de otros. Como aquella viuda de Sarepta que alimento a Elias con lo único que tenían para sobrevivir ella y su hijo -1Rey 17, 7-16-, y el profeta le dijo: "No tengas miedo...que el cántaro de harina no se vaciará"...