"Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo".
-Mc 9,41-
-Escrito por P. Eduardo Casas-
"En cada don, el otro nos regala
renovadamente nuestra propia capacidad de regalarnos. El amor es esencialmente
entrega. Lo que no se regala y comparte, no es que se guarde sino que se
pierde. La gratuidad consiste en devolver amor al amor. Podemos olvidar todo,
menos a aquellos que gratuitamente nos han amado. La ingratitud es un pecado
contra el amor.
Si estamos incapacitados de amar, estamos incapacitados para lo fundamental. El
más pequeño gesto de amor, ennoblece. Una ráfaga de amor arranca de los corazones
más duros las ternuras más hondas y las delicadezas más suaves. Todos los
milagros son posibles. Sólo hay que esperar que el amor suceda; aunque sea
fugazmente. Su intensidad puede ser contenida en un detalle y toda su
profundidad, en un simple gesto.
Todo es para decir la única palabra del amor. Un gesto de amor es también una
palabra dicha desde el silencio, pronunciada de otra manera. Los gestos y los
detalles nos llevan a lo esencial. Son esas diminutas revelaciones que
manifiestan lo más importante, lo que no se ve. Cada detalle es la suavidad de
una presencia sigilosa, una caricia del alma. Cada gesto ha sido primero un
sentimiento. Siempre necesitamos la seguridad de sentirnos amados. Precisamos
de la expresión y del gesto para que se confirme el regalo del amor".
me encantó.
ResponderEliminarAsí de simple es amar... y las vueltas que uno le da a veces a la cosa.
Un abrazo!