Escrito por el P. Amedeo Cencini
“Si en el centro de la vida está la Gracia o la experiencia de la misericordia, entonces hay espacio o lugar para todo, también para el mal; el sol de la misericordia –el fuego- divina atrae todo hacia sí y lo transforma todo:
- el enemigo en amigo
- la huida de casa en abrazo paterno
- la miseria del propio envilecimiento en banquete de fiesta, porque “aunque nuestros pecados sean como la grana, blanquearán como la nieve…(Is. 1,18)”.
La Gracia es lo contrario de la rabia. Es la ternura de quien es rico en misericordia.
La misericordia es una fuerza de integración por medio de la cual se nos permite, también a nosotros integrar el mal que hay en nuestro interior y a nuestro alrededor… de lo contrario el “anti-misericordioso”, es como una toxina rabiosa que deambula y corrompe e infecta todo lo que toca. En cambio la misericordia recibida -de Dios- y donada –a los hermanos- es el centro vital y el corazón que late en la existencia de cada hombre y mujer, en cada comunidad humana –comunidad religiosa, familia, comunidad de fe y de servicios-
Podemos terminar con esta oración anónima:
¿Acaso no sería este mundo mejor
si la gente con que nos cruzamos nos dijera:
“Conozco algo bueno de ti”,
y nos tratáramos según esta afirmación?
¿No sería mejor y más estimulante
si cada apretón de manos sincero y cordial
llevara consigo esta afirmación:
“Conozco algo bueno de ti?
¿No sería la vida mucho más feliz
si esa pequeña bondad
que hay en todos nosotros
fuera la única cosa nuestra
que la gente se molestara en recordar?
¿No sería la vida mucho más feliz
si alabáramos la bondad que vemos?
Hay una cantidad inmensa de bondad
en la peor parte de ustedes y de mí.
No sería también hermoso practicar
esta buena manera de pensar?
¡Conoces algo bueno de mí!
¡Yo conozco algo bueno de ti!
Muy interesante, una nueva propuesta de vivir, percibir en el hermano el bien,, lo bueno y mi bien. El mundo cambiaría si todo viéramos, viviésemos más desde el bien como Cristo que paso por el mundo solo haciendo el bien.
ResponderEliminarDebemos pasar por la vida solo haciendo el bien y contemplando el bien que hay en cada hermano. El Maestro nos enseñó con su Vida.
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