“La santidad es Jesús viviendo y actuando en mí...”
“Nuestras obras de caridad –amor- no son otra cosa que el rebosar de nuestro amor por Dios que surge de nuestro interior. Por lo tanto, aquel que está más unido a Él ama más a su prójimo”
“Nuestra actividad es verdaderamente apostólica sólo en la medida en que permitimos que Él actúe en y por medio de nosotros
-con Su poder...
-con Su deseo...
-con Su amor...
Debemos ser santos, no porque queremos sentirnos santos, sino porque Cristo debe ser capaz de vivir Su vida plenamente en nosotros...”
“Consumámonos con Él y por Él. Déjale ver con tus ojos,
hablar con tu lengua,
trabajar con tu corazón,
caminar con sus pies,
pensar con tu cabeza,
y amar con tu corazón...
¿No es esto la unión perfecta, una continua oración amorosa? Dios es nuestro Padre amoroso. Permite que tu luz de amor brille tanto ante los hombres que al ver tus buenas obras –lavar, barrer, cocinar, amar a tu marido / esposa, y a tus hijos- puedan glorificar al Padre”.
“Se santo. La santidad es le camino más fácil para saciar la sed de Jesús, la Suya por ti y la tuya por Él”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario