La llamada a la humildad recorre las lecturas de este domingo. El Evangelio es como un retrato de Jesús: es el verdadero humilde,que, poseyendo la categoría de Dios, se vacío de si mismo, se hizo uno de tantos y asumió la forma de esclavo, compartiendo nuestra condición mortal hasta la muerte de Cruz. Escogió el último lugar y nadie podrá arrebatárselo y a lo largo de su vida, llamo dichosos a los pobres y pequeños, a los débiles y enfermos, a los leprosos y ciegos, que eran los descartados para los demás, los que no tenían derecho a acceder al banquete de la vida.
Jesús se atreve a hablar de la preferencia sorprendente de Dios, que sienta a su mesa a aquellos que nunca pensaron merecerlo; para Él la humildad es estar en el lugar que el Padre asigna a cada uno y ser fiel a la misión que le es confiada.
Jesús no hace mas que seguir la extraña lógica del Padre, que no se ajusta a nuestros criterios de merecimientos o de reciprocidad.
La bienaventuranza y la dicha residen en participar de las inclinaciones de Dios, que ama incondicionalmente no porque lo merezcamos, sino porque Él es amor y "no puede remediar" el amar...
Que bello!!! La humildad como signo del amor a Dios y a los mas pequeños! Maravilloso! Como siempre! Enriquecedor! Gracias!!!
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