sábado, 3 de mayo de 2014

Emaús, el Camino de la Incertidumbre a la Esperanza...

La experiencia vivida por los Discípulos en el camino de Emaús (Lc. 24, 13-35) nos muestra el tránsito del miedo a la confianza, de la mentira a la verdad, del embotamiento mental a la clarividencia, de la incertidumbre a la esperanza.

Después de la crucifixión de Jesús, los Discípulos fijaron su entendimiento, su afecto y su visión en el pasado. Lo del Señor empezaba a ser una simple nostalgia. Pero Jesús los alcanzó en sus caminos, en sus idas y venidas, haciendo que resonara de nuevo en ellos la fuerza misteriosa de aquella palabra que levanta de la muerte.

Cuántas veces nos ha invadido la tristeza, la nostalgia o la desconfianza. 
  • Cuánto desasosiego por el futuro incierto de una vida diferente, anhelada, buscada, cultivada. 
  • Cuántas apuestas se impacientan por las esperas agobiantes de unos cambios que demoran en llegar. 
  • Cuánta energía invertida para que aparezca una luz que nos saque definitivamente de las tinieblas.
Aquella tarde entristecida de Emaús, Jesús se puso a caminar al lado de los Discípulos y, aunque ellos no lo reconocieron de entrada, comenzó a abrirse poco a poco en su interior una luz que comenzó a disipar nostalgias, espantar miedos y a erradicar desesperanzas.

Jesús entró con los Discípulos a una casa del camino y compartió con ellos el pan. 
De inmediato se reavivaron los sueños, 
     aparecieron los afectos, 
            desapareció la duda, 
                      se limpió el pasado y terminó por abrir su entendimiento. 

Ellos sintieron que su corazón ardía con el ardor propio que nos pone de frente a la verdad.

Qué misterio tiene la vida querida, amada, defendida, cuidada, que, cuando todo parece apagarse, brota de sus mismas cenizas una fuerza que nos lanza. Y es que el camino de ida y vuelta, de idas y venidas, sin claudicar, aunque parezca extraño, provoca el paso simétrico de la incertidumbre a la fe iluminada por la esperanza.

Que nos atrevamos a dejarnos alcanzar por Jesús resucitado, para que su amistad y compañía en una misma mesa compartida, libere nuestra generosidad y encienda fuego en el alma.
------------
Para terminar con un momento de oración te dejo esta canción de Salome Arricibita:

Para escuchar hacer clik en el siguiente enlace:

No hay comentarios:

Publicar un comentario