sábado, 5 de julio de 2014

El Secreto es Aprender de Él, que es “el Manso y el Humilde”...

“Aprendan de Mí,
 que soy manso y humilde de corazón
y así encontrarán alivio…” 

La tradición bíblica, relaciona al manso con el pobre de corazón. En el sustrato bíblico hebreo o arameo, “es difícil -escribe es P. Jacques Dupont ,osb- , encontrar una diferencia de matiz apreciable entre la Bienaventuranza de los pobres y la de los mansos. Ambas se refieren a los anawim” .

Este término –anawim- en su principio se refería a todos los que sufrían  pobreza económica, luego se aplicó a aquellos que no podían confiar en sus propias fuerzas y referían su vida solamente a Dios.

Jesús que no sólo predicó las bienaventuranzas, sino que las vivió en su vida,  mostró el modo de vivir  la vida en una plenitud hasta su tiempo jamás oída. La plenitud que da la entrega.

Contemplar el corazón de Jesús, nos ayuda a asomarnos a ese “aula-corazón”, donde podemos aprender los primeros balbuceos de este nuevo modo de hablar, de vivir, de mirar, de confiar, de esperar…porque, como dice el mismo Jesús: “de la abundancia del corazón habla la boca” y los gestos…

El secreto es aprender de Él, que es “el Manso y el Humilde” para encontrar el alivio que reclama todo corazón.

El secreto de la mansedumbre = Saberse creado por amor

Nuestros entornos sociales, tan hundidos en la violencia, la agresión y la disputas por el poder, revelan las consecuencias de haber desalojado del corazón del hombre y la mujer, la certeza de saberse creados por amor y para amar.

Basta salir a la calle –aunque muchas veces lo padecemos en nuestro hogar o en la propia interioridad- para vernos amenazados por gestos y palabras agresivas. Mirando nuestro mundo, lo contemplamos como un huérfano. Un huérfano de amor, que no ha descubierto  que tiene un Padre que lo ama y siente su dolor como propio.

Asistimos a discursos que con sus palabras y gestos nos revelan que sus actos  brotan de corazones que no poseen paz, alivio, ni serenidad. 

Son corazones que no han recibido “caricias”, que como, dice Piet Van Breemen , que en el griego clásico “PRAUTES” –mansedumbre- es una palabra que lleva implícita una caricia.

Se trata entonces, de captar esta relación que existe entre falta de  palabras y gestos mansos, que acaricien la vida y  despierten al hombre y mujer de esa gran pesadilla de no sentirse valiosos y dignos del amor de nadie y que a través de nuestras palabras y gestos acariciantes puedan descubrir: “Un Padre que es el más tierno de todos los padres”, como dice el P. Hurtado.

Un corazón que lucha por espacios –puestos, roles, afectos, lugares, etc…-, es un corazón que todavía no es dueño de su interior. No es un corazón manso que con sus gestos y palabras acaricia, sino que estos brotan de heridas, que siguen supurando y contagiando su infección a todos los que salen a su paso…

Volver constantemente al Corazón de Jesús, nos ayudará a encontrar los secretos que esconde, nos ayudará también a asomarnos a su interioridad –enamorada del Padre, del Reino, del hombre-  y aprender de Él, este modo  de hablar tan propio suyo; que quizás  aprendió sentado en las rodillas de María y José, este ir  acariciando –con sus gestos y palabras- a cada uno de lo que se ponen delante de Él.

Solamente los mansos, son como orilla de río, donde uno tiene deseos de sentarse y tomarse un respiro… Ellos están rodeados de gente necesitada, que se anima a pedirles, muchas veces desde el silencio. Los niños se les acercan gustosos por que  saben que en esos brazos son bien recibidos…

Marta Irigoy
misionera diocesana

2 comentarios:

  1. Preciosos comentario, Hermana. Ese pasaje del Evangelio de San Mateo es uno de mis preferidos. El domingo pasado asistí al entierro de un amigo muy querido, muerto de un ataque al corazón, y al escuchar esta lectura, sentí un gran consuelo. "Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré". Fue como si Jesús le hubiera hablado directamente a Luis, como si lo hubiera llamado a su lado. Y así fue. Cuando me siento "cansado y agobiado" por las dificultades de la vida pienso en esta palabras de Jesús y mi yugo se vuelve llevadero y mi carga ligera. Gracias, Hermana, por sus bellas palabras.

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    1. Hola Juan!!
      Te acompaño en este tiempo con mi oración! gracias por todo!!
      un abrazo desde Argentina!!!!!!!!!!!

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