"El Reino de Dios les será
quitado a ustedes,
para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus
frutos».
Pocas veces en la vida nos sentimos
conmovidos, agitados y estremecidos de hondo gozo. No siempre nos estremece el
aleteo profundo de las fibras del alma en un espasmo de complacencia, deleite y
fruición. En medio de todas las agitaciones y aceleraciones se nos va olvidando
el secreto de disfrutar.
La palabra disfrutar viene del latín
cuya raíz “dis” significa “separar” o “sacar” y “fructus” significa fruto. Literalmente
disfrutar es sacar el fruto, sacar provecho de algo. No en el sentido
utilitario e interesado sino gratuitamente.
Disfrutar tiene que ver con el “por
qué sí” de la vida. Disfrutamos algo “por que
sí”. No hay que buscar una razón, una justificación racional o un
motivo necesariamente. No hay que justificar el placer. Está y se siente, se
experimenta. Es un regalo que se brinda y se prodiga generosamente.
El término “disfrutar” no casualmente
viene de la palabra “fruto”. Tiene que ver con “sabor”,
saborear el fruto. Saborear la vida y lo que se vive. Deja de padecer.
Sabiduría viene de sabor. El “saborear” la existencia
y sus dones es la práctica una sabiduría de vida. Disfrutar es una actitud
sabia. Nos gratifica, nos vuelve menos amargos, menos resentidos, menos
miserables, nos reconcilia con la vida y sus continuos e inmerecidos regalos.
Todo tendría que ser un disfrute. Hay que terminar con el agobio de que todo es
una carga, una pena, un castigo, un trabajo, un deber, un compromiso, una
responsabilidad, un mandato, un imperativo, una orden.
Hay gente que ha pasado toda la vida preparando el
terreno, aireando la tierra, comprando abonos y fertilizantes, consiguiendo
semillas y ha cuidado esas plantas pero nunca separa el fruto: no “dis-fruta”.
No hay que hacer crecer el fruto sin permitirse luego disfrutarlo.
¿Cuál es tu actitud natural y
permanente de la vida: disfrutar o padecer?; ¿tu personalidad y tu carácter son
más propensos a ver el lado luminoso, vital y placentero de la existencia o –al
contrario- te situás en el“otro lado” de la
existencia, en su cara más áspera, conflictiva, preocupante y sombría?
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