En tiempos de Jesús, padecer la lepra era una situación muy seria. La ley prohibía lohumano y lo divino. El leproso tenía prohibido acercarse a la gente (familia, amigos, etc.) asícomo entrar en el templo. Era una auténtica exclusión tanto de la tierra como del cielo. Loúnico de lo que no estaba excluido el leproso era de su identidad de impuro. Su carta deciudadanía era su grito distintivo: “soy impuro”. A este leproso de ayer como a tanta gente dehoy se le ha hecho vivir como a un indeseado.
Pero Jesús, ni se resigna ni evade la situación del leproso, tampoco huye de la miseriahumana de hoy. Al contrario, Jesús se muestra y actúa diligentemente para transformartoda miseria y toda exclusión. La actuación del Señor es permanente curación y sanación,realizadas a través de palabras y de gestos.
A este hombre enfermo y excluido lo cura Jesúscon la palabra y con el gesto. Lo cura con su querer salvador.La autenticidad de nuestra fe se mide en gran parte por la manifestación del “querer”.
El leproso apeló al querer de Jesús. Este hombre descubrió que Jesús quiere decididamente la sanación, la vida, y la salvación de todos. El querer de Jesús no es caprichoso, exclusivo, selectivo, arrogante, mezquino, ni obsesivo. Su querer está muy atento a la realidad. Por esoes capaz, no sólo de ver la problemática, sino de transformarla.No podemos perder de vista la fuerza, la vitalidad y la calidez de las palabras y de losgestos de Jesús. Ahí está lo decisivo de los que se propongan ser seguidores suyos.
De gestos y palabras se componen mayoritariamente el diálogo y la convivencia humana. Gestos y palabras revelan que el fondo humano y divino de Jesús está conformado de bondad, misericordia, valoración de todo lo humano y de energía transformadora. Esto es lo que hace realmente creíble a Jesús. Y es lo que hará creíble también a toda persona.Para el hombre y mujer que desean ser buenos, y cuánto más para quien tiene fe, no puede existir ley o normativa capaz de impedir un querer auténtico, que sana, que restituye la dignidad de la persona y que transforma toda muerte en vida.
Practicar el modo de querer de Jesús nos habilita para responder certeramente a los retos que nos presenta el mundo de hoy...
No hay comentarios:
Publicar un comentario