"Volver a Nazaret a aprender la Belleza de la sencillez" -día 28 de Diciembre-, para seguir ahondando en la Escuela de la Cotidianeidad...
Fuente: Familia Espiritual Carlos de Foucauld
• Nazaret es una presencia anónima, escondida. Una
palabra silenciosa. La levadura en la masa, la sal de la tierra. Es el tiempo
de la oración y del silencio: oración en el trabajo de las manos, oración
silenciosa en las largas noches del desierto... oración como aquella familia de
Jesús cargada de secretos: secreto de Dios, secreto de María, secreto de José,
secreto de Jesús, en donde cada uno respeta el secreto del otro.
Y es que el
pobre, como el sencillo, tiene una especial capacidad para la alabanza y la
acción de gracias, porque no se tiene a sí mismo. Esto le lleva abandonarse en
las manos de Dios, a entregar su propia voluntad y a vivir en disponibilidad de
servicio, en una entrega generosa y desinteresada, sin cálculos egoístas, abierto
con sencillez a la gratuidad, convencido de que nadie le debe nada, porque todo
lo que tiene lo ha recibido. Así, su propia sencillez le lleva a ponerse en las
manos de Dios. "Tú eres mi Señor, mi único bien... Ningún bien tengo sin
Ti"... Sabe que sin Él es nada, se siente en absoluta dependencia de Aquel
a quien ama... Esta sencillez del alma hace sentir la necesidad de ser de
todos, de multiplicarse para agradar a todos, para llegar a todos... sin mirar
lo que le queda para él. No se contenta con dar el pan... Si pudiera, él mismo
se haría pan... sabe ser corazón cuando el otro necesita amor, sabe poner
alegría donde hay tristeza, sabe escuchar, y también necesita hablar,
comunicar, desahogar su corazón y ser escuchado, porque también se siente débil...y
se olvida de su tiempo para darlo a los demás. Sabe ser abierto, busca y ama la
sencillez, la simplicidad, la transparencia. No tiene dobles intenciones, no
oculta nada y mira siempre a los ojos.
En María de Nazaret tenemos el espejo de
la sencillez. Oyente de la Palabra de Dios, abierta al Espíritu, consciente de
su pequeñez, nos dejó el mejor elogio de la alabanza que su alma de pobre hizo
al Señor: El Magníficat.
• Nazaret es también descubrir la importancia de lo
insignificante, de lo irrisorio.
Serán siempre grupos pequeños, pequeñas cosas, lo que hagan de levadura y de
sal.
• Nazaret es descubrir que la vida cotidiana, la
nuestra y la de los demás, nos es común.
El Espíritu del Resucitado está aquí para dar valor de eternidad. Descubrir que
la fidelidad a lo cotidiano es la fidelidad de Dios, que quiere que seamos
antes de hacer cosas. Hemos de aprender a leer los signos del Reino en el
mundo.
• Nazaret es el tiempo de la paciencia. Saber que Dios trabaja siempre, es querer
trabajar con Él, buscar lo que Dios quiere, hacer proyectos sin cesar, y sin
cesar estar dispuestos a renunciar para entrar en otros proyectos, buscando el
proyecto de Dios-
• Nazaret es ir a los menos amados, hacia los más
pequeños. Sin eso, ¿cómo podrían recibir la Buena Noticia?
• Nazaret es también el tiempo de la soledad, el tiempo en el cual podemos descubrir que Dios
nos quiere solitarios para ser solidarios. Así Nazaret es central es esta
decisión.
Nazaret es un camino nuevo en la Iglesia, en el que
el testimonio de vida encarnada, tanto individual como colectiva, será lo que
interrogará a los hombres.
• Vida normal, sencilla, encarnada con los otros,
trabajando en el mismo compromiso de los demás hombres.
• Vida comunitaria, en comunidad con otros...
• Vida que conoce la presencia redentora del
Misterio: Presencia redentora del Señor viviendo aquí, de esta manera.
NAZARET ES UN FERMENTO QUE SIEMPRE ESTA CRECIENDO...
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