sábado, 1 de noviembre de 2014

"UN AMOR MÁS FUERTE QUE LA MUERTE..."

Fuente: CEP -Centro de Espiritualidad y Pastoral, Venezuela-

Este domingo conmemoramos a todos los que han celebrado "Su PASCUA"...

Ante la pérdida de un ser querido se nos encoge el alma, al tiempo que se nos impone la más cruda y radical verdad: que no podemos atrapar la vida porque no nos pertenece. Somos un préstamo muy especial de Dios.  Por eso un día u otro emprendemos el viaje de regreso a Dios para estar junto al que encendió la chispa de nuestra existencia para no apagarse jamás.

Somos de Dios. Somos hechuras de sus manos. Somos de su exclusiva propiedad. “Al morir, sólo nos quita lo que antes nos había prestado, con el solo fin de guardarlo en un lugar más inmune y seguro y para enriquecernos con unos bienes que superan nuestros deseos” (S. Luis Gonzaga).

La desaparición física nos separa de nuestros seres queridos. Pero “esta separación no será muy larga; volveremos a encontrarnos en el cielo, y todos juntos, unidos a nuestro Salvador, lo alabaremos con toda la fuerza de nuestro espíritu y cantaremos eternamente sus misericordias, gozando de una fidelidad sin fin” (S. Luis Gonzaga). 

Aunque el silencio muerda y no haya sosiego alguno. Aunque el dolor queme y la pena embargue, no llegues a “menospreciar esta infinita bondad de Dios, que es lo que harías si lloraras como muerto al que vive en la presencia de Dios y que con su intercesión, puede ayudarte en tus asuntos mucho más que cuando vivía en este mundo” (S. Luis Gonzaga).

El amor que Cristo nos enseñó a tener por las personas, y cuánto más por nuestros seres queridos, nos da la certeza de haber pasado de la muerte a la vida anticipadamente. Porque, cuando el dolor toca a nuestra puerta y no sucumbimos a la tristeza, sino que surge tenue de las entrañas aquella paz que sana el alma, ya estamos ante un amor que no puede morir, vive para siempre.

Que nunca nos falte la disposición para acompañar a quienes no encuentran sanar el dolor por sus difuntos. Y que todos nos acerquemos confiados al Señor de la Cruz para que Él despierte y arraigue nuestra esperanza. 

MOMENTO CONTEMPLATIVO:

Te invito  terminar rezando con este poema anónimo, para dar gracias por tanto bien recibido, de aquellos que han sido y siguen siendo parte de tu historia...

Puedes llorar porque se ha ido,
o puedes sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos
y rezar para que vuelva,
o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.

Tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver,
o puede estar lleno del amor que compartiste.

Puedes darle la espalda al mañana y quedarte en el pasado,
o puedes alegrarte por el mañana, que es gracias al pasado.

Puedes recordarla solo en cuanto que se ha ido,
o puedes atesorar su memoria para que ésta siga viva.

Puedes llorar, cerrar tu mente,
sentir el vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

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