"Jesús pide que no tengamos miedo a los que matan el cuerpo sino a los que matan el alma. Y es que nada puede separarnos de su amor y cuidado, ni siquiera nosotros mismos.
Pero necesitamos espantar fantasmas, abandonar falsas creencias y erradicar ideologías cerradas, porque impiden reconocernos, valorarnos y, peor aún impiden crear solidaridad y comunión.
Quien transforma su miedo en confianza, dejándose guiar por la apuesta en los demás, puede descubrir el talento, el potencial y la dignidad de cada persona; posee el coraje y la pasión para desbloquear ese potencial e impulsar el máximo desarrollo de cada persona; y tiene, como Jesús, energía positiva para convertir las búsquedas en apuesta compartida y comprometida por la vida"
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