Gentileza de Javier José Albisu
Hoy vendrán de Oriente y de Occidente, cercanos y lejanos, pidiendo “ver al Niño”, y ¿qué les mostraremos?
Tal vez, sólo tengamos para mostrar las manos como cuna, sosteniendo la fragilidad de los que nos fueron puesto allí. De los que, torpe pero firmemente intentamos apesebrar, en su pobreza, en su fragilidad, en su duelo u horfandad.
Tal vez, sólo podamos mostrar el corazón abierto cual pañal, dispuesto a cubrir y contener la frescura de las cosas más pequeñas, de los gestos más pequeños, de las personas más pequeñas; para que no se pierdan, para que no se olviden, para que no pasen de largo.
Tal vez, sólo sea que lleguemos a poder mostrar el calor que juntamos para alentar esperanzas recién nacidas; apalear el frío de las que están a la intemperie; alentar los intentos del que aprende y se equivoca; o cortar el hielo de diálogos que de tan fríos, ni siquiera se intentan.
Tal vez, sólo alcancemos a mostrar el reparo de nuestro pobre pesebre de gestos y palabras para que La Palabra nazca en nuestra Carne; para que no siga “buscando lugar donde nacer”; para que no se vuelva descorazonada “porque no había lugar para ella”.
No sé si podremos mostrar al Niño, mas sí sé todo lo que este Niño nos muestra. Y tal vez, (¡quién dice!) no sea éste el modo como mejor se quiera mostrar.
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