"¿Y si hablamos de la Cruz?", me preguntaba recientemente uno de nuestros amigos sufies (en el auto en el que volviamos los dos solos desde Marruecos, donde él habia querido hacer un retiro cerca de nuestros hermanos de Fez). "¿Si hablamos de la cruz?".
-¿Cual?- le pregunté.
-La cruz de Jesús, evidentemente.
-Sí, pero ¿cual? Cuando tú miras una imagen de Jesus en la cruz, ¿cuantas cruces ves?
Él dudó.
-Quizás tres...seguramente dos. Hay una adelante y otra atrás.
-¿Y cual es la que viene de Dios?
-La de adelante...-dijo él.
-¿Ycuál es la que viene de los hombres?
-La de atrás...
-¿Y cual es la más antigua?
-La de adelante...Los hombres no han podido inventar la otra porque Dios habia creado antes la primera.
-¿Y cual es el sentido de esta cruz de adelante, de este hombre con las manos extendidas?-
Cuando yo extiendo los brazos -dijo-, es para abrazar, para amar.
-¿Y la otra?
-Es el instrumento del amor desfigurado, del odio paralizando en la muerte el gesto de la vida.
El amigo sufí habia dicho: "Quzás tres..." Esta tercera cruz no era otra que la mía y la suya, en este esfuerzo que nos movía, al uno y al otro, a despegarnos de la cruz de "atrás", la del mal y del pecado, para adherirnos a la de "adelante", la del amor vencedor...
Hermanos y hermanas, sabemos bien que este paso de una a ota cruz es tambien nuestro camino de gloria, pues es allí por donde Jesús nos eleva, con ÉL, hacía el Padre que nos espera con los brazos abiertos" -7V 105-
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