sábado, 16 de febrero de 2013

Cuaresma... Dejarnos Conducir al Desierto...

Escrito por Dolores Aleixandre -RSCJ- de su Libro: "Contar a Jesús"

"La escena nos presenta un Jesús, “igual en todo a nosotros, menos en el pecado” (Heb 4,5), experimentando en su carne la tentación y la prueba. Todo se juega en el texto en torno a un tema central: ¿de qué palabra fiarse? El ha sido conducido al desierto inmediatamente después de su bautismo, con la palabra del Padre resonando en su corazón: “Tú eres mi hijo amado...”,  pero ahora va a escuchar otras palabras que intentan convencerle de que no ponga su centro en ese amor, sino en el poder, la vida fácil, la fama, las posesiones...

Pero Jesús ha tomado una conciencia tan plena de su ser de Hijo, la Palabra del Padre le ha dado tanta seguridad y  ha iluminado de tal manera su mirada, que le ya es imposible confundir a Dios con los falsos ídolos que le presenta el tentador: un dios en busca de un mago y no de un hijo; un dios contaminado por las peores pretensiones de la condición humana: poseer, brillar, hacer ostentación de poder, ejercer dominio.
  • Frente al ídolo del poder y del tener, él se mantiene en pie; 
  • Frente al deseo de utilizar su condición de Hijo en su propio beneficio, elige el camino de la obediencia; 
  • Frente al discurso del éxito y la fama, él elige el del servicio. 

No ha venido para que lo lleven en el aire los ángeles, sino para cargar sobre sus hombros a la oveja perdida (Mt 15,5); no va a convertir las piedras en panes, sino a entregarse él mismo como Pan de vida (Jn 6,51); sus manos no se van a cerrar con avidez sobre las riquezas porque las necesita libres para levantar caídos, sanar heridos o lavar  pies cansados del camino;  no va a cambiar la perla preciosa del Reino que le ha confiado el Padre por los otros reinos que el tentador le muestra desde el monte.

El relato de las tentaciones resume simbólicamente otros momentos de la vida de Jesús en los que estuvo sometido a la disyuntiva entre “la manera de pensar de Dios” o “la humana”. Frente a la resistencia de Pedro ante su anuncio de un destino de sufrimiento, Jesús reacciona con violencia: “¡Quítate de mi vista, Satanás!” (Mt 16,23). Quiere dejar claro que ha elegido libremente el camino que el Padre le va mostrando y ha decidido, con una confianza inquebrantable, aceptar su designio oscuro y doloroso.

La alternativa volverá a presentarse de manera violenta en Getsemaní: salvar la propia vida o perderla, hacer su propia voluntad o la del Padre. En la noche en que Jacob luchó contra Dios, el padre del pueblo recibió un nuevo nombre (Gen 2, 23ss). En esta noche decisiva de lucha de otro hombre con la divinidad, Dios recibe por fin del auténtico Israel, su verdadero nombre: Abbá, Padre
En los 40 días del desierto, lo mismo que en la noche de Navidad o en la de Getsemaní,  la tierra genera de lo hondo de su seno un Hombre nuevo.


El pasaje de las tentaciones nos conduce hacia el Dios a quien Jesús conoció en el desierto: un Dios que no exige de nosotros proezas ni gestos espectaculares, sino solamente nuestra confianza y nuestro agradecimiento. Un Dios que nos dirige su  Palabra no para imponernos obligaciones o para denunciar nuestros pecados, sino para  alimentaros y hacernos crecer". 

2 comentarios:

  1. Gracias mi querida , si le ofresco a Jesus mi confianza y agradecimiento !!!! coor. grupo Haedo Parroquia Cristo Rey ya hace 17 años !!!! le damos gracias a Dios y a las personas de buena Voluntad como vos hna. besitos lili.pongo anonimo porque no se hacerlo de otra forma , disculpen .

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