La Mujer del Perfume
Escrito por Dolores Aleixandre -de "Dichosos Vosotros"-
La narración de la mujer perdonada que ungió a Jesús en casa de Simón el fariseo -Lc 7,36-50- nos hace ver cómo la misericordia recibida desencadena un movimiento imparable de generosidad y agradecimiento.
Tiempo para contemplar
Mira la escena como si estuvieras en ella. Contempla la sala del banquete, y a los tres personajes centrales:
- el fariseo,
- Jesús
- la mujer
Fíjate en sus acciones: es la mujer quien aparece como el sujeto de mayor parte de ellas.
Escucha las palabras que Jesús dirige al fariseo y las que dirige a la mujer; también las palabras no pronunciadas: los juicios del fariseo, los gestos silenciosos pero expresivos de la mujer.
Huele el aroma del perfume inundando la casa, siente a que saben estas palabras:
- "Se le ha perdonado mucho"
- "Muestra mucho amor"
- "Tu fe te ha salvado"
- "Vete en paz"
Esta mujer irrumpe en el banquete sin ser invitada; sus gestos resultan inadecuados y ambiguos ya que según la costumbre de aquella cultura, el solo contacto envilece a quien ella toca...
Jesús interpreta las cosas de otra manera y des-vela lo que esconden las apariencias:
Al fariseo la Ley le ha secado el corazón, se engaña en sus juicios y está incapacitado para la hospitalidad; se creía por encima del perdón y su ausencia de amor se convierte en el peor pecado. Debe mirar a la mujer y aprender de sus aptitudes de relación, es ella quien puede iniciarle en la verdadera hospitalidad. Aquella a quien miraba por encima, es ahora su modelo y su maestra: y en comparación con ella que está bajo el signo del más y del mucho, todo lo de él es poco y menos.
La mujer posee el secreto de la circularidad del amor: ha recibido el de Jesús y lo vuelve sobre Él, es quien sabe acoger y agradecer y conoce lo que hace heredar la vida eterna: "Amarás al Señor con todo tu corazón..." -Lc 10,27-. Posee la verdadera sabiduría porque a través de Jesús ha conocido el corazón misericordioso de Dios. Su don expresado en lágrimas, besos y caricias y perfume son su respuesta al per-don recibido. Una excluida que al principio estaba fuera, detrás y abajo, está para Jesús arriba y se convierte en punto de referencia y en modelo de fe; ha arrebatado al que se creía intachable el puesto de anfitrión. Cuando se marcha, lo hace perdonada, salvada y escoltada por la paz.
Haz memoria del perdón que has recibido y alégrate de estar en deuda con el Señor y por lo tanto en disposición de amar mucho. La misericordia recibida puede hacer de ti alguien de quien Jesús diga: "Dichosos los misericordiosos..."
Siente tu existencia como un frasco lleno de perfume: tus cualidades y dones, tu tiempo y recursos... Está en tu mano retenerlo y escatimarlo o entregarlo y derramarlo. Y hoy es en los otros donde puedes realizar gestos de ternura, acogida y derroche.
Imagina que Jesús te llama por tu nombre: ".......Tengo algo que decirte". Lo que pone ante ti es la posibilidad de vivir una vida regida por la "lógica de la ley y el cálculo" (el plano de la medida, la severidad, lo razonable...), o por la lógica del don y la gratuidad" (es decir el agradecimiento, el amor creativo, la esplendidez...).
Pídele a Él, el "Señor de la desmesura", que te ponga "del lado de la mujer" que es también el suyo, que cure "lo que tienes de fariseo en tu corazón", que te enseñe a mirar a las personas como él, que te inspire los gestos del agradecimiento, de la misericordia y del "mucho amor"
Tal vez sea bueno poner la ley , el calculo , la logica al servicio del amor , la gratuidad de la entrega a los otros... aunque aquellos son tan pequeños que pronto ante la esplendidez del amor y la caridad desapareceran ...como la luz de una lampara casi no se ve bajo el pleno sol .
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