"La llamada del Señor al seguimiento tiene un
carácter totalmente personal e irrepetible: vamos comprobando
que las opciones que concebimos van acoplándose
interiormente con las vivencias que suscita la relación personal con
el Señor y así consideramos la vida como una progresiva adhesión a
Cristo.
Este modo de actuar, mediante la referencia a la
palabra y vida del Señor, personalmente interiorizadas, será en
adelante un medio habitual para discernir sin cesar las opciones
que comporta la vida de entrega en medio del mundo.
Este adentrarnos en la vivencia honda de la
existencia con Jesús nos va conduciendo progresivamente a una adhesión total a Él, con un gran deseo de amar y
abrazar con todas las fuerzas posibles cuanto Él amó y
abrazó, hasta que nuestros deseos se dejen entrenar por El. Y así
se va produciendo progresivamente una gran apertura a la
acción transformadora del amor, que nos va haciendo entrar
en la órbita de la intimidad total del Amigo.
Sólo cuando
nos adherimos a su persona y a su causa comprendemos el
sentido de este «amor apasionado» que nos lleva a asumir su estilo y a abrazamos definitivamente a su cruz.
Esta
inserción en el Misterio Pascual pone una palabra de verdad
definitiva
en nuestra entrega cotidiana y la sitúa a la luz del
misterio redentor
de Cristo en Dios".
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