La invitación es a entrar en mi propia casa, a recibir a esa Presencia mayor que la habita, que viene a ordenarla y a ensancharla. Acogerme tal y como me encuentro, no como creo que debería encontrarme, sino con todo lo que traigo. Acogerme en mi casa a mí misma, para poder recibir a otros. Conocerla, respetarla, disponerla... para poder ofrecer ese lugar de intimidad y profundidad que hay en mí.
Leemos: Lc 10, 38-42: «Yendo de camino Jesús entró en un aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa».
Reconocer que muchas veces ando corriendo alrededor de la casa y no me tomo tiempo para entrar en ese lugar secreto desde el que soy yo misma, donde están las fuentes de mi vida. Bajar hoy a ese lugar.
Escucha: cómo Jesús me dice “Baja, porque hoy quiero alojarme en tu casa” (Lc 19,6).
«Una persona sin casa es una persona dispersa y perdida. Cada casa tiene el espíritu y el alma de quien la ha habitado. La casa rezuma lo que en ella se ha vivido: alegrías, dolores, despedidas, encuentros... La casa que somos la hace el que allí habita: Dios. Nuestro silencio es apertura al ser divino que está en nuestra casa. En una casa todo se comparte: las horas de dicha y las tristezas, todo se celebra en la casa, ese amor que se hace presente en esas situaciones tan diversas de nuestra existencia. Entrar en la casa es regresar al corazón de mi vida. En ese lugar donde encuentro sostén y reposo. Descansamos al entrar en el corazón…Aún no hemos puesto las manos en todos los lugares de nuestra casa, poner las manos es poner el amor» (J.F. Moratiel).
Adéntrate en el interior de tu casa a través de la respiración, con las llaves de la soledad y del silencio.
Reconociéndola:
- ¿Cómo está mi casa en este momento de mi vida? ¿Cuáles son sus cimientos? ¿Sobre qué se apoya?
- ¿Guardo cuartos cerrados en ella que me cuesta abrir, en los que apenas puedo entrar?
-¿En qué habitaciones, en qué lugares de la casa estoy la mayor parte del tiempo?
Habitándola:
-Miro a Marta y me pregunto: En lo que vivo, en lo que hago ¿me gasto compulsivamente o me voy viviendo centrada/o, presente en donde estoy? ¿Qué me tiene dispersa y agitada, viviendo fuera de mi centro?
- ¿Qué necesito para salir, de la rueda de las comparaciones, de la queja, del juicio rápido, de los ruidos?
-¿Cómo me doy alimento y descanso a nivel psicológico, corporal y espiritual para no caer en el activismo?
¿Qué nombres quiere poner el Señor a mi casa?
-¿Lugar de descanso, de encuentros, casa de paz, casa de memoria buena, casa para aprender a envejecer, casa para iniciar otros viajes o iniciar otros caminos...?
¿Qué nombre le da él a esta etapa de mi vida?
Para saborear e interiorizar:
«Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores» (Sal 127, 1).
«Dios da a los desvalidos el cobijo de una casa» (Salmo 68,7).
«Yo soy el Señor, tu Dios, el que te ha sacado del país de Egipto de la casa de la servidumbre... a la casa de la libertad» (Dt 5, 6).
«Por la abundancia de tu amor entro yo en tu casa» (Salmo 5).
«Mi casa está en ruinas pero Tú, Señor, vives en ella» (T. Merton).
«En la oración descubrimos una y otra vez que el amor que estamos buscando ya nos ha sido dado, y que podemos tener experiencia de él. La oración es entrar en comunión con el que modeló nuestro ser en el vientre de nuestra madre con amor, sólo con amor. Allí, en el primer amor, está nuestro verdadero yo; un yo no hecho de los rechazos y de las aceptaciones de aquellos con quienes vivimos, sino sólidamente enraizado en aquel que nos llamó a la existencia. Fuimos creados en la casa de Dios. Somos llamados a regresar a esa casa. La oración es el acto de regreso» (H. Nouwen).
P. EDIL QUE BELLO ESTE ESPACIO PARA UNA ESPIRITUALIDAD COTIDIANA!
ResponderEliminarES ALGO IMPORTANTE PORQUE PODEMOS RECIBIR Y ENRIQUECERNOS DE UN MENSAJE DIARIO PARA LA VIDA DIARIA.
FELICIDADES POR ESA NUEVA PROPUESTA!
Gracias Hna. Marta por este espacio y por orar hoy con Marta de Betania. bello!!!
ResponderEliminarGracias Marta por esta hermosa oracion, pude entrar a "mi casa" recibir a Jesús y descansar en Él!!!
ResponderEliminarHoy es el día en que Dios pensó que Yo podía venir al mundo ,lo quiso y así se dio hice hasta aquí un largo recorrido y fui vivenciando distintas cosas aveces con mucha oscuridad o como una Marta apresurada pero esas oscuridades cuando descubrí que Dios me amaba fueron distintas esas situaciones estaban en mí vida y eran necesarias para saber que Dios me ama tanto y me toma de la mano sin soltarme y con ternura va enseñándome cómo puedo equilibrar en mí día a día con su amor con su luz con su presencia en mí como puedo abrir poco a poco las ventanas de las habitaciones de mí hogar dulce interior como puedo haciendo todo con El aprovechar mis debilidades y ahí hacerme fuerte invitando a Jesús permanente a hacer todo conmigo y en mí hoy y hasta cuándo Dios diga continúa mí misión el me llamo y me la dio y yo con gusto la quiero para con su Gracia muchos sean felices y puedan abrir poco a poco como yo todas las ventanas de su casa para que entre el calorcito tibio que nunca se apaga y restaura el lugar feo y sucio ,húmedo pido al Señor susurré cada día en mí Corazón Ale Ale hoy quiero hospedarse en tu casa y con ternura y de su mano pasar todo el tiempo que más y más pueda haciendo lo cotidiano pero con El que si visita no termine ya que El me eligió así como estoy para venir y nacer cada día e iluminar y guiarme el sendero y vivir toda una eternidad con El que bello regalo hoy me diste Padre bueno celebrando el día en que decidiste que debía nacer y aprender a vivir como tu quieres en tu amor y con tu amor y para los demás por qué ahí estás gracias a las personas que hacen estos bellos espacios y momentos con Dios gracias gracias
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