Escrito por Dolores Aleixandre, rscj
Estaban subiendo. Lo sabía él y lo sabían los discípulos que le acompañaban. El Maestro se había puesto en cabeza y caminaba con paso rápido; ellos iban detrás más lentamente, como si quisieran retrasar el momento de la llegada.
Jesús había intentado infinitas veces enseñar a sus discípulos a “bajar”, a sospechar de su deseos de ascenso y dominación y a elegir en cambio los lugares de abajo, allí donde se mueven y habitan los que carecen de poder y significatividad, los que parecen haber nacido para cargar con los pesos de otros. Él conocía de primera mano lo que era vivir “fuera”, entre aquellos que ni entonces ni ahora tienen sitio en las posadas del mundo.
Ahora, en el lugar más alto de Jerusalén, sabía que a él le esperaba un huerto en lo más hondo del torrente Cedrón, los sótanos de los palacios de Caifás y Pilato, un montecillo fuera de las murallas donde crucificaban a los malhechores, un sepulcro excavado en una cueva.
Subían, pero él era consciente de que había emprendido su último descenso.
INVITACION para AHONDAR , REZAR, CONTEMPLAR...
Tomo contacto con mis deseos secretos de subir, tener éxito, ser visto…, a mi necesidad de reconocimiento y admiración.
Contemplo
a Jesús “el Descendente”, el despreocupado por su propia fama y su propio
nombre. Dejo que esa manera suya de estar en la vida me atraiga y me libere…
-Puedes terminar rezando con esta canción: Tengan los sentimientos de Jesús - Misioneras Diocesanas-
Hacer clik: www.youtube.com/watch?v=m0fvwuxLH1o
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